Crítica: Crímenes del Futuro, el regreso de David Cronenberg
Crímenes del Futuro, la nueva película del director canadiense David Cronenberg, se desarrolla en un futuro vagamente definido en el que el cuerpo humano ha empezado a experimentar cambios abruptos alrededor del mundo. La tolerancia al dolor y a las infecciones se ha incrementado, tanto que la cirugía amateur por motivos recreativos es práctica común. Saul Tenser (Viggo Mortensen) y Caprice (Léa Seydoux) son una pareja de artistas de performance cuyas presentaciones típicamente involucran a Saul en una mesa de operaciones mecanizada mientras Caprice, a través de un control remoto, le extrae lo que parecen ser órganos totalmente nuevos, generados por su anómala condición fisiológica.
Sinopsis de Crímenes del Futuro
El reparto es completado por una amplia variedad de personajes, cuyos trabajos y obsesiones también giran alrededor del cuerpo. Timlin (Kristen Stewart) y Wippet (Don McKellar) son dos burócratas del Registro Nacional de Órganos, una naciente oficina gubernamental que sirve como archivo para mutaciones como las de Saul. Lang Dotrice (Scott Speedman) es un hombre desesperado que le pide a Saul que use su espectáculo para practicarle una autopsia a Brecken (Sozos Sotiris), su hijo pequeño, quien es asfixiado por su madre Djuna (Lihi Kornowski) al inicio de la película. Están Router (Nadia Litz) y Berst (Tanaya Beatty), dos técnicas de los aparatos de LifeFormWare, la compañía que diseña y comercializa los distintos aparatos que asisten a Saul y a muchos otros en el sueño y la alimentación. Y también Cope (Welket Bungué), un detective que investiga las actividades de varios de ellos para la llamada Nueva Unidad Antivicio.
Las vidas de estos personajes terminan conectándose en una trama de misterio con varios de los sellos del género: conspiración, infiltración, traición, homicidio, insurrección y corrupción políticas, intentos de seducción y revelaciones sorpresa. Vista como un todo, es relativamente coherente, no más enredada que otros ejemplos del cine de misterio. Pero el énfasis en la textura y la atmósfera tiende a oscurecer lo que realmente pasa. Sus actores adoptan un estilo poco emocional y natural, en línea con otros trabajos recientes de Cronenberg, que además permite adentrarnos aún más en un mundo en el que los humanos han dejado de ser del todo humanos. Y se toman poco tiempo para explicar conceptos y terminología que terminan siendo tan elaborados como los de la ciencia ficción más expansiva (Duna viene a la mente). Conclusiones quedan implícitas (la colusión entre la policía y la corporación LifeFormWare parece posible pero la película no se detiene en ello).
David Cronenberg ha tenido una carrera larga y variada que lo ha llevado del cine de terror de bajo presupuesto en su natal Canadá, al cine de terror comercial para Hollywood y después a dramas y thrillers que alternan entre lo sutil y lo surreal. Es un director que domina el shock superficial que provocan la sangre y la mutilación en pantalla, acompañándola de sustancia que fomenta lecturas más intelectuales. Crímenes del futuro hace varios guiños y alusiones a su filmografía.
El más evidente es el título, que comparte con su segundo largometraje, hecho en 1970. Otro paralelo es que sus protagonistas, como el mismo Cronenberg, conviertan el cuerpo humano y sus transformaciones en objeto de espectáculo y arte. Uno más sutil es el comentario de Cope sobre cómo lo “sexy” facilita el financiamiento; pareciera referencia bromista a un director dado a explorar la sexualidad humana en expresiones frecuentemente incómodas y quien, sobre todo en la última etapa de su carrera, ha recurrido a diversos esquemas de coproducción para levantar sus películas (Crímenes del futuro fue hecha con el apoyo de compañías de Canadá, Francia, Reino Unido y Grecia, por ejemplo).
Mucho más que un homenaje a sí mismo, Crímenes del futuro encuentra nuevas formas de expresar aquello que siempre lo ha fascinado. Es otra oportunidad de transgredir esa certeza de que hay límites claros y limpios entre lo natural y lo artificial, entre nuestros cuerpos y las tecnologías que usamos como extensión de nosotros mismos. El poder del subconsciente (referencias a Sigmund Freud recurren en el cine de Cronenberg; su Un método peligroso incluso está basada en su vida) es discutido en referencia a Saul, quien a través de su mente puede tener más control del que parece sobre los órganos que brotan dentro de él. Es uno de los argumentos que uno de sus personajes se usa para comparar sus mutaciones con el arte contemporáneo.
Crímenes del Futuro abraza todas las obsesiones de David Cronenberg
Crímenes del futuro retoma ideas que Cronenberg viene manejando desde los setentas, pero igualmente se siente relevante a nuestro tiempo. La absorción de plásticos en nuestros organismos (en la forma de los microplásticos) y la cirugía estética son dos ocurrencias tecnológicas que tienen directa implicación con las ideas presentadas en la película. Y luchas que recientemente han recibido más atención, como aquellas por el derecho al aborto y la identidad transgénero, buscan subvertir el control político que típicamente se ha ejercido sobre los cuerpos ajenos.
Crímenes del futuro no es un panfleto o declaración autoritaria sobre lo que pasa en nuestros tiempos. Cronenberg abraza los horrores de su mundo imaginario sin miedo. Se pierde en la búsqueda, deleitándose con la posibilidad. Pero captura la experiencia de vivir en tiempo de incertidumbre y constante cambio, sobre las formas en que autoridades políticas y corporaciones se entrometen a nuestras vidas, muchas veces sin que nos demos cuenta.
Lo más perverso que hace es retratar una humanidad que enfrenta las catástrofes ambientales, no con un sentir apocalíptico, pero adaptándose; una crisis existencial que se vuelve normal, un espectáculo, una oportunidad para lucrar, un nicho de consumo que llenar.
★★★★
Cine, Crítica, 4 estrellas, 2022, David Cronenberg, Viggo Mortensen, Léa Seydoux, Kristen Stewart, Don McKellar, Scott Speedman, Lihi Kornowski, Nadia Litz, Tanaya Beatty, Welket Bungué
Te recomendamos leer: Esto es lo que los críticos del Festival de CANNES dicen de Crímenes del Futuro