Crítica: ‘The Substance’, el precio del desprecio
Los estándares de belleza siempre han estado, por más que sean reconocidas como exigentes e idealistas en tiempos recientes, por más que entendamos que la perfección estética es algo imposible, es una mentalidad sin escapatoria. ¿Realmente hay algo malo en nuestra imagen, o solo es una creencia producto de las opiniones de los demás? Coralie Fargeat (Revenge) hace la misma pregunta con The Substance, película de horror psicológico protagonizada por Demi Moore, Margaret Qualley y Dennis Quaid.
¿De qué va The Substance?
En su cumpleaños 50, Elisabeth Sparkle (Moore) es despedida de su show de aerobics, pues la televisora tiene el manifiesto de “renovarse es inevitable”, es decir, se necesita a alguien joven para continuar con el éxito. Después de un accidente automovilístico, a Elisabeth se le presenta “La Sustancia”, un invento que le hará crear una versión más joven y perfecta de sí misma. Dispuesta a intentarlo, ordena un kit con el producto y, momentos después de inyectarse, concibe a la persona prometida por el invento.
Esta nueva versión (Qualley) es una extensión de Elisabeth: aunque estén en diferentes cuerpos, son la misma persona. La joven se hace llamar Sue y, si bien tiene la oportunidad de ser libre y hacer lo que se le plazca, recurre a audicionar para el show que reemplazará el de Elisabeth. Harvey (Quaid), uno de los mandos de la televisora, está encantado con Sue y la contrata sin dudar. Solo que hay un inconveniente: la joven no puede estar disponible todo el tiempo, debe cambiarse de cuerpo cada semana, sin excepciones.
La presión que existe para encajar en reglas estrictas
La inclusión de Demi Moore y Margaret Qualley como protagonistas es desafiante incluso fuera de la película: Moore es mayormente reconocida por sus papeles en la época de los 90 (Ghost, A Few Good Men), mientras que Qualley es una de las promesas actorales de la actualidad (Kinds of Kindness, Drive Away Dolls). Elisabeth representa el pasado, lo que una vez fue importante y respetado; en cambio, Sue personifica el presente, la tendencia, la perfección que tiene la juventud. Las actuaciones de Moore y Qualley son como polos opuestos, se llega a olvidar que son la misma persona, pero eventualmente tendrán emociones coincidentes.
El guion no es sutil al demostrar la misoginia y la presión social, Fargeat —también guionista y co-editora—, está consciente de lo indiscreto del mensaje y juega con la comedia negra para que la información sea mucho más digerible. El llamado y mal acuñado término de “cine de género” es sinónimo para cintas que no encajan en el drama o en la comedia, en unas reglas que no tienen sentido y hacen menos a otros tipos de historias, ¿suena familiar? Es aquí en donde entra el body horror, la exposición de lo grotesco no sólo del cuerpo, sino de la mentalidad humana.
The Substance es un repulsivo festín audiovisual
Al avanzar, vemos la decadencia del cuerpo de Elisabeth, como un dedo envejecido que debe cubrir con guantes para evitar comentarios inoportunos. El departamento de maquillaje deslumbra con los prostéticos usados en la cinta, trabajo liderado por Pierre Olivier Persin (Border): con deformaciones de músculos y huesos, cada vez una más exagerada que otra; no hay mejor representación visual del autodesprecio que nos provoca la dismorfia corporal.
La cinta es una horripilante experiencia sensorial en el mejor sentido de la palabra: en una escena, hay un plano detalle de la boca de Harvey mientras come camarones, visualmente es asqueroso, pero lo que mejora son los sonidos de las mordidas y el desintegramiento de la comida. El diseño sonoro de Valérie Deloof (Portrait of a Lady on Fire) recurre a los incidentales provenientes de las acciones de los personajes, mientras que el director de fotografía Benjamin Kracun (Promising Young Woman) utiliza frecuentemente planos detalles que obligan a poner atención en solo una cosa; si puedes aguantar la escena de los camarones, piensa en lo que pasará más adelante y multiplícalo por 100.
En algún momento de nuestra vida, nos hemos visto en el espejo y caemos en la idea de no estar satisfechos con lo que vemos, es probable que lleguemos a esa conclusión por las imágenes emplastadas en todas partes con los llamados “cuerpos perfectos”: nos miramos como un monstruo que no merece ser amado o respetado. En The Substance se nos presenta el dilema de a qué altura podemos llegar para sentirnos valorados, no importa los medios o los caminos, cuando en realidad nuestro valor, cursimente, viene en nosotros mismos.
The Substance ya está en cines a través de MUBI.
