Crítica: A Quiet Place Day One es una precuela digna, emocionante y original
Decir que A Quiet Place Day One es la mejor de la franquicia, son palabras mayores y lo sé. Las películas que conforman este universo han sido bastante exitosas gracias a que era una premisa original que partía con el talento y carisma de la pareja protagonista conformada por John Krasinski y Emily Blunt, además de un elenco infantil que estuvo a la altura sobre todo en la segunda entrega.
Sin embargo, esta precuela dirigida por Michael Sarnoski se destaca por sí sola gracias al increíble humanismo de las interpretaciones de una fenomenal Lupita Nyong’o y una estrella ascenso como lo es Joseph Quinn.
¿De qué va A Quiet Place Day One?
Samira (Lupita Nyong’o), una paciente terminal de cáncer, reside en un hospicio cerca de Nueva York junto a su gato Frodo. Un día, Reuben (Alex Wolff), un cuidador, persuade a una reacia Sam para que participe en una salida grupal a un espectáculo de marionetas en Manhattan.
Durante el trayecto, el grupo observa objetos similares a meteoritos estrellándose en la ciudad. Poco después, criaturas extraterrestres hostiles comienzan a atacar a la gente. En el caos resultante, Sam pierde el conocimiento y en su trayecto conoce a Eric (Joseph Quinn) , un estudiante inglés con ataques de pánico.
El humanismo y la dinámica de los protagonistas hace que A Quiet Place Day One brille como una entrega independiente y no como precuela.
Lo que hace maravillosa a esta franquicia es el uso de sonido en las peores situaciones de terror y en esta ocasión también destacan en eso durante cada escena en la que los aliens detectan hasta el mínimo ruido. Sin embargo, uno de los mayores aciertos de esta entrega es que en lugar de centrarse exclusivamente en los orígenes de la invasión alienígena, de dónde vienen o quiénes son, profundiza de manera inteligente en las relaciones humanas y en cómo los personajes lidian con la catástrofe a través de sus miedos y metas truncadas.
Lupita Nyong’o brilla con su interpretación de una mujer necesitada de esperanza, y el personaje de Joseph Quinn la complementa, a pesar de tener sus propias batallas. Es importante mencionar que ambos personajes se unen gracias a la intervención de un gatito llamado Frodo, que simboliza todo lo que pueden lograr cuando deciden creer en sí mismos.
Sin duda, este enfoque en los personajes y sus relaciones le da a «A Quiet Place Day One» una profundidad emocional que resuena con el público, haciéndola sentir como una historia completa en sí misma, más allá de su conexión con la película original.
Michael Sarnoski dirige una precuela digna, llena de emoción, tensión y personajes originales