Ensayo: La Quimera, nada me pertenece salvo mi amor
Si hay una directora que puede representar la magia y la fantasía en la cotidianidad, es Alice Rohrwacher, mejor conocida por Lazzaro felice y Le pupille, el último siendo nominado al Oscar por Mejor largometraje live-action.
Con estos trabajos, se puede notar la importancia que le da a situaciones que pueden resultar insignificantes para algunos, pues les crea un cierto nivel de delicadeza, de cuidado y cariño; inspecciona las cualidades que forma una comunidad, un todo que Rohrwacher busca representar mediante su bagaje y el entorno en el que creció. Hace lo mismo en su nueva cinta, La Quimera, la cual es protagonizada por Josh O’Connor, Carol Duarte e Isabella Rossellini.
¿De qué va La Quimera?
Arthur (O’Connor) acaba de salir de prisión tras ser capturado por robar artefactos y reliquias arqueológicas; inicialmente, parece que no quiere volver a esa vida, pero su grupo de socios lo reciben con amor en medio de un pintoresco desfile.
También visita a Flora (Rossellini), quien podemos decir que es su suegra: su hija, Beniamina (Yile Yara Vianello), fue novia de Arthur hasta que ella falleció. Y es en esa misma casa en donde conoce a Italia (Duarte), la cuidadora de Flora; Arthur comienza a tenerle afecto y trata en conocerla mejor, así como ella a él, ¿puede ser que ella sea su nueva persona indicada?
En su superficie, La Quimera nos relata las aventuras de un grupo de personas que asaltan tumbas con motivo de tener riqueza y una mejor vida; en su profundidad, habla de la historia de la civilización y del arte, pero también, nos presenta varios amores genuinos.
En palabras de Rohrwacher, una quimera es algo que queremos alcanzar, pero no podemos, y en este caso, la quimera de Arthur siempre será el amor de Beniamina aunque ella no esté en vida, pero sí en espíritu. Para representar su conexión, hay un elemento significativo entre ellos, un hilo rojo que sale de una prenda de Beniamina: el mítico hilo rojo del destino que une almas gemelas y a quienes se querrán por siempre.
Este elemento es el que trae el género de fantasía a la película, y la editora Nelly Quettier no busca explotar la presencia del hilo; lo vemos en pocas escenas y, como una especie de sustituto, agrega tomas de Beniamina desde el punto de vista de Arthur, remanentes de lo que él podía presenciar mientras ella vivía.
Mientras hacía este escrito, escuchaba My Love Mine All Mine de Mitski y pensaba que quedaría bien con Arthur como narrador. La canción habla de que el amor siempre ha existido, se encuentra en el pasado, en el presente y en el futuro, así como la civilización humana.
En La Quimera, al momento de asaltar una tumba, los personajes se pueden topar con altares, objetos de veneración destinados a la persona que descansa en el lugar, una demostración de amor del pasado; tanto en el presente como en el futuro, los humanos seguirán regalando amor y atesorando el que reciben, pues es lo único que nos pertenece.
Italia es el personaje que tiene un mayor respeto a los espíritus, a lo que nos corresponde y lo que no; hay un diálogo en el que menciona que un lugar es temporal, pero también lo es la vida.
Cuando dejemos de respirar y nuestro corazón deje de bombear, no nos vamos a llevar nada de nuestra vida, sean lujos o estatus, solo nuestro amor será el que estará con nosotros, es un recurso ilimitado y lo podemos compartir solo con aquellas personas que sean recíprocas.
Retomando la canción, la luna que menciona Mitski ha estado y seguirá en el espacio incluso después de nuestra muerte, la Tierra seguirá girando aún con nuestra partida, pero el amor se puede proyectar con lo que dejamos en el planeta —como las reliquias encontradas en tumbas, otorgadas por personas que respetaban al fallecido— o con nuestra presencia en los recuerdos de seres queridos: se unirán más hilos rojos.
Alice Rohrwacher entiende que solo somos un instante, un destello que ilumina el cielo con ayuda de fuegos artificiales; no es algo que debería darnos temor, pues es un destino al que llegaremos tarde o temprano. Sin importar que solo seamos un punto diminuto en la línea del tiempo de la civilización humana, nuestro amor será inmenso y verdadero, es lo todo que nos podemos llevar después de la vida.
“La Quimera” ya está disponible en algunos cines en México.
