Metropolitan, una película con el estilo de Jane Austen
Hace unos meses, cuando mi timeline de Twitter estaba lleno de protestas por las libertades tomadas por la más reciente versión de Persuasión estrenada en Netflix, aquella protagonizada por Dakota Johnson y que remplazó la rica y matizada prosa de Jane Austen por flojos intentos de modernización (“Ahora somos peor que extraños. Somos exes”), solo pude pensar en Whit Stillman.
Stillman es un director estadounidense que de hecho ha adaptado a Austen: su Love & Friendship protagonizada por Kate Beckinsale, está basada en la novela de Lady Susan, pero esa no fue la película que pasó por mi mente.
Jane Austen es una constante en el trabajo de Whit Stillman
Austen siempre ha estado presente en la obra de Stillman, incluso desde su ópera prima Metropolitan de 1990. En una fiesta, los jóvenes Tom Townsend (Edward Clements) y Audrey Rouget (Carolyn Farina) conversan sobre libros. La tímida Audrey, una hija de la clase adinerada de Nueva York, menciona entre sus libros favoritos a Mansfield Park. “¡Pero es un libro notoriamente malo!” interrumpe Tom, recién llegado a su ambiente, antes de calificar su comentario, añadiendo que no ha leído el libro, solo está repitiendo lo que leyó en un ensayo del crítico Lionel Trilling.
Austen se convierte en un barómetro de la relación de Tom y Audrey. Tom, se asume un socialista (específicamente de la corriente del pensador utópico francés Charles Fourier). En principio desprecia el círculo social de Audrey, aunque pareciera que pasa todo su tiempo con ellos. Audrey experimenta un enamoramiento por Tom, pero él solo tiene ojos para su ex Serena Slocum (Ellia Thompson), quien pareciera ser más rica y engreída que cualquiera de los amigos de Audrey.
Metropolitan es una adaptación al estilo de la prosa de Jane Austen
Como muchas de las historias de Austen, Metropolitan gira alrededor de la socialización de los jóvenes de la clase acomodada, frecuentemente con el ojo al emparejamiento romántico y las cambiantes fortunas familiares. Los bailes de debutantes, aquellos en los que las mujeres jóvenes son presentadas la sociedad, son un escenario frecuente. Pero el anacronismo es parte del encanto de Metropolitan. Aunque la película se ambienta a finales de los ochenta, sus personajes hablan de mandarse cartas entre ellos, como si el teléfono no fuera una opción.
En el libro The Marriage Plot de Jeffrey Eugenides (un fuerte candidato para mi libro favorito, por cierto), que también usa las novelas de Austen como pauta para contar una historia moderna, la protagonista observa cómo las novelas de Austen, entre otros autores de su época, tendían a concentrarse en el emparejamiento y matrimonio de sus protagonistas.
Darcy y Elizabeth son un ejemplo de dinámica de pareja en Metropolitan
Metropolitan hace algo similar, construyendo entre Tom y Audrey una dinámica con toques de Darcy y Elizabeth Bennett. Aun si la resolución es más moderna y menos definitiva–Tom no le pide matrimonio a Audrey, pero sí promete visitarla en París–es igualmente una que pone el universo moral de la película en orden. Tom ha superado sus recelos hacia el círculo de Audrey (mayormente derivados de su fracturada relación con su padre) y ha confesado sus sentimientos en un gesto romántico que la “rescata” de una pareja menos ideal–Tom y Charlie Black (Taylor Nichols) toman un taxi de Nueva York a los Hamptons cuando se enteran de que ella y su amiga Cynthia (Isabel Gillies) está con el fanfarrón Rick von Sloneker (Will Kempe).
Después de Metropolitan llega la época de las adaptaciones más famosas de los libros de Jane Austen
La década de los noventa despertaría un nuevo interés en las adaptaciones de Jane Austen, el cual seguiría hasta la actualidad: sea en la forma de adaptaciones apropiadas a la época como Emma (Douglas McGrath, 1996) con Gwyneth Paltrow y Sense and Sensibility (Ang Lee, 1995) con Emma Thompson, o actualizaciones que conservan la trama y algunos elementos como Clueless (Amy Heckerling, 1995).
Pride and Prejudice (Joe Wright, 2005), con Keira Knightley y Matthew MacFadyen es quizá lo primero que viene a la mente cuando los públicos más nuevos piensan en Austen. Es comprensible que Metropolitan, así como las demás películas de Stillman, se pierdan en la discusión. Solo Love & Friendship es una adaptación, directa o indirecta, de Austen.
Pero una mirada atenta a Metropolitan revela que Stillman entiende y absorbe el espíritu de Austen, quizá mejor que cualquier otro cineasta.
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