Reseña: Cha Cha Real Smooth, estreno de apple y Sundace
Cha Cha Real Smooth (2022)
En marzo de este año, Coda: Señales del corazón se convirtió en la primera película distribuida por un servicio de streaming en ganar el Oscar a mejor película. Apple TV+ se adelantó a Netflix, la plataforma rival que en años anteriores había conseguido varias nominaciones para sus películas. La apuesta de Apple para la entrega que viene parece ser Cha Cha Real Smooth.
A pesar de que no tuvo injerencia en la producción de ambas películas, solo desembolsó millones para adquirir los derechos, los paralelos entre ambas películas llaman la atención. Las dos se estrenaron en el festival de Sundance, donde ganaron premios del público. De manera más sustancial, ambas cuentan con personajes con capacidades diferentes (una familia sorda en Coda, una mujer con bipolaridad y una adolescente autista en Cha Cha Real Smooth), pero se concentran en la sosa historia de superación personal de su mucho más convencional protagonista. La apuesta funcionó con Coda, ¿podrá hacerlo una segunda vez?
Lo único que Cha Cha Real Smooth tiene de atrevido es la forma en que su guionista y director Cooper Raiff, de apenas 25 años, se pone al centro de ella. No únicamente interpreta al protagonista y está prácticamente en todas las escenas, la película gira alrededor de que su energía es infecciosa y a todo mundo le cae bien. La película se cae si Raiff carece de carisma, pero este afortunadamente no es el caso. Su confianza y deleite en ser el centro de atención y sus bromas a expensas de sí mismo tienen un encanto adolescente–y su apariencia y manierismos solo me dejaban pensar en Chris Eigeman, cuya presencia siempre disfruto en las películas de Whit Stillman.
Raiff interpreta a Andrew, un joven de 22 años que se acaba de graduar de la universidad y como muchos, no sabe qué hacer con su vida. Regresa a casa de Lisa (Leslie Mann), su madre, y su nuevo esposo, Greg (Brad Garrett) y consigue un trabajo que odia en un puesto de comida rápida en un centro comercial. Andrew tiene una única meta: ahorrar dinero para viajar a Barcelona, donde su novia de hasta hace poco está estudiando con una prestigiosa beca. Mientras acompaña a David (Evan Assante), su hermano menor, a un bar mitzvah, Andrew se da la tarea de que todos se acerquen a la pista de baile y se la pasen bien. Andrew se convierte en una sensación y pronto las demás familias lo convocan como animador de sus propias fiestas.
En ese bar mitzvah también conoce a Domino (Dakota Johnson), la mamá de Lola (Vanessa Burghardt), una adolescente autista–la película cubre con el mínimo estándar de la representación en que Lola es interpretada por una actriz autista, aunque su caracterización nunca va mucho más allá de clichés del autismo en pantalla como una maestría de los juegos de habilidad mental y una incapacidad de comprender cierto humor y sutilezas sociales. Andrew queda algo flechado de Domino y con su relajado encanto se gana la confianza y el cariño de madre e hija.
Las posibilidades de Cha Cha Real Smooth en los Oscar 2022
La adolescencia extendida de un hombre blanco es un tema que recurre en el cine estadounidense independiente. Acompañarlo con un excéntrico interés romántico en su viaje hacia la madurez es también su propio cliché. En su premisa (y ambientación en Nueva Jersey), Cha Cha Real Smooth recuerda a Tiempo de volver de Zach Braff, uno de los ejemplos más famosos (o infames) de ambos. Pero Cha Cha Real Smooth trata de darle un giro progresista a esta fórmula: empieza con Andrew de niño, viendo de lejos a una muchacha mayor de la que se acaba de enamorar. Es, presuntamente, una película sobre reconocer y separarse de esa mirada que convierte a la otra persona en un objeto, un personaje secundario en nuestra propia narrativa. Sobre aprender a respetar sus propias decisiones y su capacidad de crear su propio destino. (El dilema de la Manic Pixie Girl)
Al mismo tiempo, la película nunca logra imaginar a sus personajes más allá de cómo Andrew los ve, por lo que es difícil creer que la realidad es tan complicada como ellos nos dicen. Joseph (Raul Castillo), el prometido de Domino, nunca deja de sentirse como el villano celoso y unidimensional que se pone en el camino del amor entre sus dos personajes principales. Cualquier intento de la película de decirnos lo contrario (porque es algo que nos dice en lugar de demostrar), se siente falso. Domino dice que quiere casarse con Joseph, no por un sentimiento palpable, sino porque es lo que la película necesita que pase.
Cha Cha Real Smooth se trata de la tranquilidad que ofrecen las narrativas trilladas. No tiene la profundidad o madurez necesaria para hablar de algo más. Es sobre dejar un trabajo mal visto y conseguir uno que no da vergüenza mencionar en fiestas). La película no parece convencida de que haya una diferencia sustancial. Un montaje acompañado de música inspiradora nos muestra una organización que ayuda a personas con enfermedades neurodegenerativas, pero no logra que se vea menos tedioso y gris que su rato como cajero de comida rápida.
Es sobre cómo uno debe pasar sus veinte haciendo cosas típicas de veinteañeros, con otros veinteañeros–la película también empareja a Andrew con una compañera suya de la preparatoria, interpretada por Odeya Rush, con la que no parece tener nada en común, salvo la edad–en lugar de compartirlo con lo más cercano que uno encuentra a una conexión verdadera (lo más cercano, pues el romance y la amistad entre Andrew y Domino tampoco termina de convencer). Es sobre tener la presión social tan internalizada que el aceptar un estilo de vida “correcto” se siente como una epifanía. Cha Cha Real Smooth es aburridamente conformista. En este sentido, verla en los Oscar no sería una anomalía.
★★1/2