#FICM202: Reseña de Ruido, un drama sobre las desapariciones en un México muy violento
No está en la naturaleza de la protesta ser sutil, lo podemos ver en Ruido. Esta típicamente busca hacer visible un problema social, involucrar a la gente con una potente reacción emocional y proponer alternativas viables a través de la acción. Vista de esta forma, muchos de los que a primera vista pudieran parecer problemas con Ruido de Natalia Beristáin pueden entenderse como una extensión de su propuesta creativa. No es una película sutil, pero es comprensiva y uno termina de verla con la sensación de que algo se debe hacer y de que este algo es posible.
Ruido expone los fallos sistémicos de México en la seguridad
Ruido toca los temas de las desapariciones en México, de la violencia contra las mujeres y las madres que buscan. Su punto de partida es Julia (Julieta Egurrola), una artista y madre de Ger, una joven que, después de un viaje de celebración con sus amigas, desaparece, posiblemente por obra del crimen organizado. Después de meses de esperar sin resultados a que las autoridades hagan algo al respecto, Julia decide tomar acción y buscarla ella misma.
El viaje de Julia expone los fallos sistémicos de México al momento de proporcionar seguridad básica: fuerzas policiacas de recursos limitados e inclinadas a recibir sobornos, fiscales de alto rango coludidas con los mismos grupos criminales, entre otras cosas. Un submundo perverso, escondido debajo de la superficie y que parece tener presencia en todas partes, es una idea que pronto se vuelve inescapable.
Pero Julia también encuentra compañía en mujeres que comparten su causa. Un grupo de apoyo de familiares, una joven periodista que la acompaña en su búsqueda, una dedicada abogada en constante movimiento por su propia seguridad, colectivos de madres de desaparecidos que buscan de fosas clandestinas, las feministas que organizan protestas en plazas.
Ruido es una película difícil de ver, pero necesaria
Ruido puede ser, por su temática y ejecución, una película difícil de ver. Una secuencia en la que criminales se suben a un camión para privar a alguien de su libertad es particularmente devastadora. Más que la violencia que se nos muestra, nos duele la facilidad con la que lo hacen, la impotencia de quienes lo ven y de nuestra sensación de que algo parecido podría pasar.
No obstante, Ruido se destaca de otros retratos de la violencia en México porque es menos sobre esta devastación y más sobre la capacidad de volver a construir. El tema visual del tejido, que aparece desde el diseño de los créditos de apertura, augura una película que encuentra su verdadero poder en la unidad y la creación de vínculos de apoyo mutuo. Es una nota de esperanza bien merecida, que nunca trivializa la seriedad de los horrores reales que trata.