Ver Lady Bird con tu mamá cambia todo
Lady Bird es una de las películas que llegan en el momento indicado, al menos a mí me cayó como anillo al dedo. Yo no fui adolescente a principios de los 2000s, vivo en México, me tocó escuchar a Alanis Morissette en YouTube hasta que me enteré de que era de las principales influencias de mis bandas favoritas, heredé dos celulares convencionales hasta mi primer smartphone en la secundaria.
A mí me llegó Lady Bird cuando estaba en proceso de entender mi relación madre – hija.
Lady Bird quiere irse de casa, miente, le mienten, se enamora, le rompen el corazón, hace y pierde amigos, todo lo común de película “coming of age”. Cuando en estas películas hablan de las relaciones con los padres, se ponen del lado o de los adolescentes o de estos, pero Greta Gerwig es muy cuidadosa y muestra ambas perspectivas y el cariño que se tienen, a pesar de no estar de acuerdo la mayoría del tiempo, sabe que estas relaciones no son tóxicas, que todo vínculo real es caótico.
Mi mamá y yo siempre nos hemos llevado bien, o bien, dentro de las discusiones eventuales, nos llevamos bien. A veces a mi mamá no le gusta cómo me visto, quisiera que usara otros colores de ropa y no la usual gama neutral de colores que se repiten mucho en mi closet. Tampoco le gusta la forma en la que camino, siempre me regaña por ir lento, dice que es molesto para las personas que vienen caminando conmigo, o que incluso puede ser peligroso por si voy sola. Cuando se ha enojado mucho conmigo me aplica la misma de no hablarme, evita contacto visual conmigo hasta el siguiente día que me llama para comer algo o ponerle alguna película en Netflix.
Ella y yo vemos muchas películas juntas. Yo soy la que casi siempre elige qué ver, porque sé que para ella deben cumplir con ciertos parámetros para disfrutarse:
-No ser de superhéroes.
-No tener escenas de sexo explícitas.
-Pueden tener violencia pero no llegar al gore.
-Dos horas y media máximo, a menos que sea Titanic y esté recortada por Azteca 7 -Películas densas están generalmente bien, pero habrá mucha conversación al final.
Ver Lady Bird con mi mamá por primera vez fue LA EXPERIENCIA; ver nuestra dinámica en pantalla, esa que siempre me pregunté si todas mis amigas la tenían con sus mamás. Fue decirnos “así eres también”, “tú me has dicho eso”, “ x vez nos pasó igual”, una y otra y otra y otra vez durante la película.
Greta Gerwig me hizo comprender que las relaciones familiares son increíblemente complicadas, que es completamente normal discutir y arreglarlo todo en un minuto. Que las relaciones madre – hija pueden ser complejas, tiernas, ruidosas, silenciosas, poco comprensivas, empáticas, excesivamente ordinarias, pero todas únicas.
Sé que la próxima vez que me vaya a probar ropa, mi mamá hará comentarios negativos sobre lo que quiero comprar, que me regañará por no graduarme con 100 de la carrera, que cuando veamos películas también platicaremos sobre ellas, y estoy segura de que si le pregunto una lista de películas favoritas mencionará Lady Bird.